VINAGRE DE ROSAS

Es posible hacer en casa los vinagres aromatizados que a uno se le ocurran. Los más comunes son los de hierbas, como romero, metiendo una ramita en un frasco con el vinagre elegido, o de especias o verduras más fuertes, como ajo, pinchando en un palillo varios dientes sin pelar que se introducen en la botella que se elija con el vinagre. En estos casos se puede utilizar un vinagre fuerte, como el de Jerez o de vino tinto.

Otra opción es hacer vinagres de aromas más sutiles, desde frutas como la frambuesa, al ofrecido en esta receta de la rosa olorosa seca, que se encuentra en buenas tiendas de especias y herbolarios.

No es muy complicado, aunque sí se aconseja hacer pequeñas cantidades porque es posible que las flores o plantas añadidas puedan alterar al propio vinagre y que se descomponga. Se deben consumir en los 30 días siguientes al filtrado y embotellado.

Para hacer este vinagre perfumado de rosas, perfecto para aliñar ensaladas de lechugas suaves y otras verduras de sabores no demasiado intensos, no hay más que meter las flores en el vinagre en un recipiente que se pueda cerrar herméticamente y dejar en reposo en lugar oscuro durante una semana.

Pasados estos días, filtrar el vinagre pasándolo por un colador forrado con una gasa doble empapada en el mismo vinagre que se utilizó para la elaboración del de rosas y bien escurrida y envasar en otro recipiente con cierre hermético.

A disfrutar.

NOTA: En esta misma página se encuentra en el enlace una ensalada de flores con aliño de vinagre de rosas, hojas de ensalada verde y algunas flores frescas comestibles –que no todas lo son, algunas son venenosas–, que pueden ser de un jardín en el que no se hayan aplicado tratamientos insecticidas o fungicidas o de otro tipo que las convierta en no comestibles o compradas en el comercio especializado.