TORTILLITAS DE PATATAS

Es una forma muy bonita y, sobre todo, práctica, de servir tortilla de patatas en un aperitivo. Se evita así que parte de la tortilla cortada en pinchitos se quede en el plato y otra parte se reparta por suelo, sillas y mesas. También está muy bien para llevar tortilla de patatas en un viaje que haya que comer en el tren o en el coche. Lo único malo es que hay que tener un poco de paciencia. Sólo un poco.

Es imprescindible disponer de fuego de gas y de una bandeja de 6-12 moldes para tarteletas –no se van a utilizar más que 2 o 4 senos, pero por su tamaño es posible manejarla sin quemarse, además de que conviene que ya esté muy usada y vieja, el fuego directo la estropeará más– de un diámetro en la boca de 6-6,5 cm y de una altura de 1,5 cm. Pueden ser un poco mayores, pero no del doble de diámetro o del doble de altura, las tortillas saldrán grandes, pero eso depende del gusto de cada uno.

Esta cantidad está bien para 10 personas si hay otras cuatro o cinco cosas más de aperitivo. Duplicar las cantidades en otro caso. Se pueden servir así, para comer con las manos –a los niños les fascina una tortilla como de juguete– o sobre rodajitas de pan, para no mancharse mucho los dedos.

Cortar la cebolla en lonchitas de polo a polo finas y echarla en una sartén proporcionada –unos 20-24 cm de fondo– para que las patatas queden en una capa gorda. Añadir dos cucharadas de aceite y acercar a fuego suave. Mientras se va ablandando la cebolla, pelar y cortar las patatas en lonchas no demasiado finas, pero más o menos iguales. Espolvorear de sal, revolver y echarlas sobre la cebolla, junto a otras 3-4 cucharadas de aceite. Mover las de abajo hacia arriba y tapar la sartén para que las patatas se frían con suavidad, pero remover de vez en cuando. Estarán en unos 20-25 minutos, momento en el que se destapan, se sube el fuego y se revuelve con la espátula, además de romper las patatas, pues para el tamaño de estas tortillas no deben estar en trozos grandes. Probar el punto de sal de las patatas.

Batir los huevos y añadir la sal que se considere necesaria teniendo en cuenta la que tienen las patatas. Mezclar con las patatas.

Colocar sobre un quemador pequeño o mediano de gas –a potencia mediana o baja, depende de cada cocina, hay que probar– la bandeja de moldes de tarteletas de modo que caliente dos, hasta cuatro si el fuego es mediano. Echar 1/2 cucharadita de aceite en cada seno de tarteleta, esperar a que esté bien caliente y, con un cazo de servir salsas –lleno es la medida perfecta– llenar los moldes. Con una espátula pequeña de pastelero, con un tenedor o hasta con un cuchillito romo de postre, separar con cuidado las tortillas un poco cuajadas de las paredes del molde e intentar que giren, para que se hagan por todos lados. Con la espátula o el tenedor darles la vuelta para que se doren por la otra cara. El punto de cocción será el deseado por cada cocinero, pero es más difícil dar la vuelta a una tortilla muy poco cuajada que a una de cuajado medio.

Repetir cuantas veces haga falta hasta terminar con todo el batido huevos patata.