TARTA DE MANZANA

Esta receta les vendrá como anillo al dedo a aquellas personas cuya cocina sea de inducción y no tengan sartenes o moldes que funcionen en esas placas pero sí quieran hacer una tarta parecida a una Tatín. Las manzanas se fríen antes y se terminan de cocinar después sobre la masa en el horno. También para los que no tienen ni sartenes ni moldes adecuados para ello. Queda perfecta e igual de rica.
La Reina de reinetas es la mejor manzana para esta y cualquier otro tipo de tarta. No llega a los mercados porque es fea, desigual, y el cliente actual prefiere las reinetas todas iguales y perfectas, que son harinosas y se deshacen. No son ni de lejos comparables. En caso de que no se tenga acceso a una buena reineta, la manzana más apropiada es la Golden, sin discusión.

Comenzar por rallar sobre un tazón la piel del limón para revolverla con 2 buenas cucharadas del azúcar –para esta tarta yo prefiero azúcar morena, pero puede ser blanquilla–. También se puede hacer más o menos dulce. Reservar.
Cortar el limón y exprimir el zumo. Pelar las manzanas, retirar los corazones y cortarlas en ocho gajos, que se colocan sobre una tabla grande o en una ensaladera. Regarlos de vez en cuando mientras se van pelando y troceando con el zumo de limón.
Calentar la mantequilla en una sartén grande y echar las manzanas con el palo de canela o la vaina. Sofreírlas a fuego medio, moviendo a menudo con espátula de madera, hasta que se atraviesen con facilidad con un palillo pero aún estén enteras. Revolverlas con 2 cuch de azúcar y subir un poco el fuego. Hacerlas saltar en la sartén, para no deshacerlas con la espátula, durante 2-3 minutos. Retirar del fuego y dejar templar.
Mientras, estirar el  hojaldre como a 1/2 cm un poco largo. Recortar un círculo de 28 cm de diámetro o del máximo que permita la bandeja del horno. Colocarlo sobre un papel de horno en la bandeja del horno. Estirar un poco más los recortes, a un poco menos de 1/2 cm. Cortar tiras de 1 y 1/2 cm de ancho. Untar con agua el borde de la masa. Pegar las tiras de modo que formen como un borde más alto que el centro, en el que se esparcirá el azúcar con la ralladura del limón.
Colocar las manzanas sobre el azúcar perfumado de limón en un dibujo de rosetón o amontonadas como caigan de la sartén. Eso sí que va en gustos, pero retirar la canela o la vainilla.
Esparcir por encima el resto del azúcar y hornear durante una 1/2 hora larga o hasta que esté bien dorada y apetitosa. Aprovechar el caramelo que se haya formado alrededor y que se observa en la imagen y repartirlo troceado por encima.
Servir aún templada, incluso caliente, con créme fraîche o helado de vainilla.