REINA DE SABA
Ingredientes
- 90 g de cacao puro --alcalinizado o no
- 300 ml de agua hirviente
- 200 g de miel
- 3 huevos y 1 yema camperos u orgánicos
- 275 g de harina de repostería, floja
- 250 g de azúcar cruda
- 75 g de avellanas molidas
- 1/2 cucharada (4-5 g) de polvos de hornear
- 1 cucharadita rasa (3 g) de bicarbonato
- 225 g de mantequilla muy blanda
- azúcar molida para espolvorear
A finales del siglo XIX y principios del XX se puso de moda, sobre todo en París, nombrar a los dulces más demandados, bizcochos, tartas y piezas montadas espectaculares, con nombres muy sonoros, relacionados con títulos de óperas exitosas en el momento -algunas hoy casi desconocidas-, pero ajenos por completo al bizcocho o tarta de que se tratara. El oro del Rin, la dama blanca, Don Juan … En el fondo a mi me gusta, lo reconozco, y sigo utilizando esta nomenclatura rimbombante. La reina de Saba nada tiene que ver con el chocolate, con el cacao, no cabe duda. Pero es un dulce delicioso y su denominación nos lleva a mundos fantasiosos..
Este bizcocho se puede cocer en un molde de rosca como este, de 18 cm de diámetro en la boca, o en un molde redondo de 24 cm y de 5-6 cm de altura. Es estupendo para servir como bizcocho de meriendas y desayunos o, horneado en molde circular, para montar tartas. Le va muy bien en el montaje de tartas la crema que se consigue batiendo 1/4 de k de mascarpone con 3 cucharadas de azúcar avainillado y a la que se añaden 100 g de nata para montar -35% de MG mín-, sin dejar de batir hasta que esté consistente. Está magnífico como tarta, también como bizcocho para acompañar desayunos o meriendas y, además, se conserva fresco al abrigo del aire varios días.
Lleva en su composición un poco de bicarbonato porque compensa la acidez natural de la miel y del azúcar cruda –y también del cacao si se utiliza uno sin alcalinizar, como el Hershey, pues cada día están más de moda los chocolates y cacaos que conservan su acidez natural– y, además, su combinación con estos edulcorantes funciona como una levadura química. Eso permite disminuir la cantidad de levadura a añadir. La forma de combinar los ingredientes de este bizcocho la he aprendido traduciendo La Biblia de los pasteles, ese libro magnífico de Rose Levy Beranbaum. De su sabiduría he aprendido a formular mis propios bizcochos.
Las avellanas que entran en el batido combinan a la perfección con el cacao, porque recuerdan los que componen una de las meriendas de los niños -y no tan niños- más populares en los últimos años, reunidos en un bizcocho perfumado y jugoso.
Encender el horno a 175º C.
Poner el cacao en un cazo y añadir el agua hirviente hasta que se disuelva bien y huela a chocolate. Mezclar con la miel.
En otro cuenco pequeño batir los huevos con la yema y añadirles la mitad de la mezcla de cacao-agua-miel, que ya estará templada o fría.
En un cuenco grande revolver los sólidos del bizcocho (harina, avellanas, azúcar, polvos de hornear, bicarbonato y sal). Batirlos durante unos momentos.
Sobre los sólidos y con el batidor en marcha (puede ser una batidora grande) echar la mantequilla y mezcla cacao-agua-miel, removiendo hasta que todos los sólidos estén humedecidos. Entonces ir echando la mezcla huevos-cacao-agua-miel y batiendo suave hasta integrar todo.
Echar el batido en un molde grande (28 cm. de Ø) y cocer entre 25-30 min. o hasta que no manche una aguja pinchada en el centro.
Sacar del horno y dejar reposar 10 min. antes de desmoldar sobre una rejilla. Dejar enfriar.
Rosa Tovar on ASADILLO MANCHEGO DE PIMIENTOS
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