POSTRE DE ALBARICOQUES

Lavar y rallar el limón. Luego exprimir el zumo. Lavar los albaricoques. Abrirlos, retirar los huesos y rociar las mitades con el zumo de limón. Echar los huesos en un cazo con 150 g de azúcar y 250 ml (1 vaso) de agua y acercar al fuego, para que hierva durante 15 minutos. Retirar y reservar.

Triturar en la batidora o un procesador las avellanas (tostadas y sin piel, pero sin sal) hasta convertirlas en polvo –¡Cuidado! Si la batidora es muy potente y se calientan las avellanas durante la molienda, pueden soltar su grasa y quedar inutilizables–.

En un cuenco batir los huevos con los 25 g de azúcar que quedan hasta que se haya disuelto. Añadir las avellanas molidas, el brandy –si no hay niños en la mesa–, la mantequilla blandita y la ralladura del limón.

Poner la mitad de las mitades de albaricoque en el fondo de una fuente de porcelana que pueda ir a la mesa, piel hacia abajo. Verter el batido de avellanas encima y colocar en orden, la piel hacia arriba, la otra mitad de las mitades de albaricoque sobre las primeras de forma que queden asomando bastante. Luego la masa sube al cocerse y quedan un poco hundidos.

Hornear durante 1/2 hora o hasta que esté bien dorado y consistente. Cuando se vaya a sacar del horno, calentar de nuevo el almíbar y verterlo sobre el postre aún caliente, para que lo absorba.

Se sirve frío o templado con crème fraîche o nata semibatida y sin azúcar.

En esta página hay otros dulces y postres de albaricoques frescos, una de las mejores frutas del verano y para la repostería, cuya temporada es muy corta y hay que aprovechar para preparar dulces con ellos. Mermelada, tarta de albaricoques, albaricoques merengados, tarta tatin de albaricoques, son otras posibilidades para hacer dulces con albaricoques fresocs. De orejones hay otras.

CONSEJOS:

Las avellanas que se venden ya tostadas suelen tener sal. No es mucha cantidad y se pueden utilizar, pero es mejor comprar avellanas crudas -se suelen encontrar en los productos biológicos o ecológicos-, tostarlas en una sartén y pelarlas de sus películas interiores antes de triturarlas en un robot cuando ya estén frías, no calientes, porque se corre el riesgo de que suelten su grasa, como se explica más arriba.