PIROSHKI

Estas empanaditas se hacen para aprovechar la carne del caldo del bortsch y convertirlo así en un plato único. Son muy buenas. Se pueden freír en aceite o en manteca de cerdo. Hasta hace 30 años la manteca era más habitual para hacer la masa y freír las empanadas, pero ahora se prefiere casi siempre el aceite, por razones que no necesitan explicación. El aceite suele ser de girasol. Quien quiera, a su gusto, puede hacerlo con aceite de oliva.

También se pueden hacer cocidos en el caldo de carne. En ese caso la masa debe tener menos grasa, más agua, una cucharadita de vinagre o zumo de limón, someterla a un amasado más intenso y estirarla más fina. Será entonces como una especie de raviolo o pastelillo casi oriental cocido en líquido.

Preparar la masa vertiendo sobre la harina, que estará en un cuenco o en la tabla, el aceite y el agua con la sal. Amasar hasta obtener una masa suave y fina, no demasiado seca. Dejar reposar en un lado de la cocina mientras se hace el relleno.

Echar la cebolla en una sartén honda con el aceite y sofreírla con el ajo hasta que esté un poco transparente. Añadir la carne de la sopa picada, sofreír durante otros 2-3 minutos y mezclar con la patata, bien de pimienta y un poco de eneldo. Probar de sal y rectificar. Dejar enfriar, al menos templar.

Dividir la masa en 5-6 panes iguales. Estirarlos en círculos de unos 10 cm y mojar los bordes con agua. Colocar un poco de relleno en el centro de cada círculo y cerrarlos con un repulgo.

Cuando estén todos terminados, calentar aceite de girasol o manteca de cerdo en una sartén y freír los piroshki. Servir calientes con el bortsch.