MEMBRILLOS FRITOS

Los membrillos necesitan un tratamiento adicional, además de la fritura, que las peras y las manzanas no precisan, porque no son tan recias. Pero los membrillos así preparados son una guarnición de gran altura con sus piñones y el glaseado que les hace brillar. Coinciden en su temporada, el otoño, con la caza, a la que acompañan de maravilla.

Pelar los membrillos, cortarlos en cuatro partes a lo largo, retirar corazones y durezas y cortar a la mitad cada parte para obtener 8 gajos, o más piezas, según su tamaño y el grosor que se quiera.
Calentar en una sartén de fondo más amplio que estrecho el aceite y sofreír los gajos de membrillo hasta que se doren un poco. Añadir entonces el caldo, 1 o 2 clavos de especia, un poco de pimienta negra molida y 1 cucharadita de azúcar. Bajar el fuego a suave, cubrir la sartén sin ahogarla y dejar que se consuma el caldo mientras se ablandan los gajos de membrillo, a los que se les dará la vuela una vez durante su cocción, unos 10-15 minutos.
Cuando se atraviesen bien con un palillo, no estén blanduchos y ya no tengan caldo, quitar la tapa, añadir la mantequilla y un poco más de azúcar, los piñones y glasear los membrillos, al tiempo que se doran los piñones, moviendo la sartén de un lugar a otro en el mismo plano de la superficie del fogón, hasta que estén todos brillantes y dorados.