LEMON CURD

Hay dos tipos de lemon curd, al menos yo creo que hay dos tipos distintos. El primero, el que aparece en los botecillos de arriba, es el de untar en tostadas para desayunos y meriendas, con bastante mantequilla. Luego hay otro que es casi una salsaa densa, para extender sobre bizcochos y tartas, con menos mantequilla y un poco más ácido. Los dos son buenos.

Para el primer lemon curd, rallar uno de los limones después de haberlo lavado y dejar caer la ralladura en un cazo. Echar las yemas y batir añadiendo el azúcar poco a poco hasta que el batido esté muy espumoso. Añadir el zumo de 2 limones y acercar al fuego mediano.
Sin dejar de batir ir añadiendo poco a poco, en cubos pequeños, la mantequilla, hasta que la absorba toda y llegue a calentarse mucho –sin llegar a hervir. Es posible que haya que añadir más mantequilla si las yemas de los huevos fueran muy grandes.
Retirar del calor y batir un rato más. Probar de acidez y dulzor y corregir si es necesario.
Envasar en botes pequeños. Se sirve para untar en pan, como una mermelada o como acompañamiento de postres. Se conserva bien en frigorífico unas semanas.

Para el segundo lemon curd, batir las yemas con el azúcar en un cazo y acercar al fuego después de haber añadido como 100 ml de zumo de limón. Seguir batiendo sobre el fuego mediano hasta que comience a cuajar, momento en el que se comienza a añadir la mantequilla en trocitos. Al final revolver con la cáscara de 1 limón y dejar enfriar cubierto, para luego utilizarlo o envasar bien cerrado.

Esta salsa se puede hacer sin la cáscara rallada de limón y con 2 partes de su zumo y 1 parte de zumo de mandarina –y un poco de cáscara rallada, al final, para que no pierda aroma– o pulpa de fruta de la pasión, de aroma fuerte. El limón es imprescindible como conservante, pero en estos curds de otras frutas que no son limón es mejor utilizarlos como salsas o adornos de tartas y no conservar mucho tiempo.