CRUMBLE DE CALABAZA

Es este un postre para aprovechar una de las verduras del invierno que, si se trata bien cuando se prepara dulce, puede resultar muy sabrosa. No es exactamente como los crumbles de fruta, de manzana, de ciruelas de otras frutas, como el de pera y plátano que está en esta página también. Es importante buscar calabazas de las alargadas, para que no sean muy fibrosas y sí carnosas. También lo es estudiar la mezcla de especias que figura en esta receta y adaptarla al gusto personal.

Encender el horno a 160º C.
Limpiar la calabaza de cáscara y semillas, cortarla en cubos de 3 x 3 cm y asarla en el horno hasta que esté casi tierna, no del todo –unos 15 minutos.
Sacar, subir el horno a 175º C. También se puede asar en el microondas durante 10 minutos, queda muy bien, aunque no tan seca como en el horno.

Mientras se asa la calabaza, preparar la masa para el crumble con la harina, el azúcar blanquilla –molida si se quiere– la almendra, la mantequilla y las especias. Tiene que quedar suelta, desmigada, pero de tal consistencia que al apretar una porción en el puño cerrado, guarde la forma.

Para el método de trabajar esta masa se puede consultar la receta del crumble de pera y plátano, con imágenes detalladas.
Pasar la calabaza a un cacharro de porcelana o Pyrex alargado, oval o rectangular, como son los de crumble, un poco hondos. Revolverla con la ralladura de limón y el azúcar morena, regarla con el zumo de limón y repartir unos trocitos de mantequilla. Ajustar los trozos un poco –es para que la masa no se introduzca en los huecos entre los trozos y pueda quedar cruda. Repartir por toda la superficie la masa del crumble y apretarla con la palma de la mano con suavidad para que quede plana. Esparcir azúcar sobre la superficie de la masa —sin moler.
Introducir en el horno ya caliente y, a media cocción –25-30 minutos en total—esparcir las almendras.
Continuar la cocción.
Servir templado o caliente con nata fresca —crème fraîche— o nata medio batida sin azúcar.

NOTA: Como es natural se puede eliminar el especiado de la masa, pero le da un aroma muy rico, que acompaña a la calabaza, más sosa que las manzanas u otras frutas de los crumbles clásicos.