CREMA DE VINO Y MIEL

Receta de el 28, Ago, 2022

Ingredientes

  • 2 huevos --+ 1 yema-- camperos u orgánicos
  • 400 ml de vino blanco seco
  • 50 g de miel
  • 1 limón, ralladura

Es un postre muy sencillo, apropiado para las personas que no pueden tomar leche por prescripción facultativa y que rinde homenaje a la antigua cocina mediterránea en la que el vino y la miel fueron alimentos fundamentales de la base de su pirámide alimentaria. Tiene el defecto de que los niños no pueden tomar este postre, por su contenido en vino, pero también se puede elaborar con mosto y un poco menos de miel.

Los postres estilo flan que se ofrecen en su propio molde de cocción no es ya una costumbre de la dulcería española, pero que sí debió ser común, pues se conserva en Portugal en las tigeladas, también en la leite quimada, ambas cremas de huevo y leche de la repostería del país vecino. Nunca es tarde para recuperar la costumbre. Esta presentación permite, además, no alargar más de la cuenta la cantidad de huevos en el mismo sin temor a que se desmorone al desmoldarlo. Es, asimismo, muy bonita.

Estos postres se cocían al baño maría en los hornos de hasta hace unos 50 años, en los que las temperaturas no se mantenían con la fiabilidad de los de ahora. Hoy se pueden hacer a una temperatura inferior a la de ebullición del líquido que es la leche y durante un poco más de tiempo.

 

Encender el horno a 95º C.

Batir los huevos en un cuenco con la miel, hasta que estén totalmente integrados. Añadir la ralladura muy fina de limón y el vino, para seguir mezclando hasta que el batido sea uniforme.

Colocar los 4 ramequins o tigeladas de ración en una bandeja de horno y verter el batido pasado por un colador de paso grueso –es para retirar las chalazas y pieles de la yema del huevo–.

Introducir en el horno hasta que esté la crema cuajada y resista una presión muy suave de la yema del dedo sin que se pegue. El tiempo necesario será de 35-45 minutos. Dejar enfriar antes de servir.

NOTA: Como es natural este postre se puede hacer con las sobras de un vino de una comida anterior, es una forma estupenda de aprovecharlo y cuando mejor sea la calidad del mismo, tanto mejor será la del postre. Lo mismo sirve para la miel, que debe ser de calidad. El aroma puede ser de limón, de canela en polvo y hasta de extracto líquido de vainilla, si se prefiere. Pero con el vino creo que va mejor la piel del limón.

Se puede hacer igual con leche, como un flan clásico, con las mismas proporciones, y azúcar en lugar de miel, si se desea.

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