COLINES

Los colines son una cosa sabrosísima para acompañar muchos de los mejores manjares españoles y de vez en cuando se pueden hacer en casa. Hay maravillas en el mercado, picos, regañás, y en las panaderías, colines artesanos. Pero es divertido hacerlos uno mismo.

Con la harina de fuerza, la levadura, el azúcar y muy poca agua amasar una masa levadura muy densa, seca, para dejarla levar al doble. Amasar la sémola de trigo y 5 g de sal (1/2 cucharada) con el agua que pida hasta convertirla en masa, mejor en máquina que a mano, es un trabajo muy laborioso, pues tiene a disgregarse en granitos hasta que cede y se unifica en masa. Por eso se suele amasar, si es a mano, en pequeñas cantidades que caben en un puño para luego unirlas en la masa total.

Cuando la levadura haya levado al doble, añadirla a la masa de sémola con el aceite y amasar todo junto, añadiendo un poco más de harina de fuerza si estuviera muy líquida. Dejar levar la masa al doble.

Encender el horno a 200º C.

Romper la masa, dividirla en bolas de 50-60 g y estirarlas sobre la mesa haciéndolas girar con las palmas de las manos y mucha delicadeza, para que no se rompan y queden de un grosor bastante uniforme, del largo de las bandejas del horno, que estarán con siliconas mejor que con papel de horno.

Una vez bien moldeados, introducir en el horno sin dejar levar de nuevo, vigilando que se doren por igual y bajando un poco la temperatura del horno si se doran muy deprisa sin haberse secado casi por completo en el centro.