CALABACINES CON NATA Y SAL

Poner una cazuela con agua muy salada al fuego. Retirar los extremos a los calabacines y lavarlos.
Cuando el agua hierva, echar los calabacines enteros o cortados al medio, en dos troncos. Hervir hasta que un palillo los atraviese sin mucha dificultad, que estén tiernos pero no blanduchos. Sacarlos y servirlos de inmediato, con nata, el molinillo de pimienta y sal gorda o flor de sal, incluso sal Maldon.
Cada comensal cortará sus calabacines al medio a lo largo, les echará encima nata, pimienta y sal.
No puede haber nada más sencillo y tan rico. El único problema es que los calabacines pequeños y tiernos los tienen en contadas verdulerías y grandes superficies.
No queda mal con calabacines un poco más grandes, de hasta 200 g c / u. Aumentar el tiempo de cocción un poco.